viernes, 22 de abril de 2011

Niceto Blázquez

Niceto Blázquez

Piquete de huelga

Piquete de huelga

TERRORISMO Y PIQUETES DE HUELGA

TERRORISMO POLÍTICO Y PIQUETES DE HUELGA
El terrorismo es una forma de violencia extrema con características propias por relación a la naturaleza. Por ejemplo, mentir es una forma de violencia contra el deseo natural de verdad que brota de la esencia misma de la inteligencia; el odio es violencia porque anula el deseo de amor de la voluntad; matar a una persona es violencia porque se anula brutalmente el deseo natural de vivir. Me interesa destacar aquí el terrorismo político el cual es una forma de violencia extrema contra la vida humana por motivos políticos. Cuando el agente principal del terror es un sector social con ambiciones totalitarias de poder surge el terrorismo nacionalista. Cuando, por el contrario, el agente principal del terror es el propio Estado de Derecho, se habla de terrorismo de Estado.
I. EL TERRORISMO POLÍTICO
Como características comunes a todas las formas de terrorismo político cabe destacar las siguientes. Uso sistemático del asesinato y de actos conducentes al mismo por motivos revolucionarios. Para ello los terroristas crean un clima social de terror y abatimiento a fin de hacer sucumbir al enemigo e imponerle su voluntad. Todo acto terrorista es indiscriminado en el sentido de que cualquier persona puede ser víctima de las emboscadas terroristas. Los terroristas políticos no reconocen ni respetan los convenios de guerra ni permiten a nadie ser neutral. O se está con ellos o contra ellos. Suelen utilizar armas y métodos particularmente bárbaros. Los terroristas políticos parten del principio de que cualquier medio está justificado para el logro de sus objetivos. Otro detalle digno de destaque es la internacionalización del fenómeno terrorista durante las últimas décadas. El famoso Documento sobre el terror, publicado en News From The Iron Curtain, I, 3, en marzo de 1952, habla de terror general, crónico e ilustrado y en su descripción desvela los genuinos principios éticos por los que se guían los terroristas. El terror general o masivo es llamado así porque se practica la violencia contra el pueblo en general. El sujeto responsable del terror general no es una persona concreta sino un pequeño grupo de personas bien organizadas. Llama ejecutores del terror al organismo ejecutivo de las consignas recibidas del sujeto colectivo. Suele ser una unidad separada del sujeto cuando ejecuta los actos terroristas, pero inseparable de él como cuerpo. El objeto del terror es todo el pueblo, o bien aquellos sectores sociales donde se encuentran las personas a las que se trata de eliminar. Para lograr sus objetivos aterrorizan a todo el pueblo y la forma sorpresiva e indiscriminada de perpetrar los actos criminales contribuye eficazmente a generar el pánico y la desmoralización consiguiente.
El acto terrorista se lleva a cabo por etapas de forma ascendente hasta el logro de los objetivos prefijados. El punto de partida consiste en provocar un choque psicológico sorpresivo, que produce frenesí en la gente, la cual se emociona mucho de momento, se pone nerviosa y empieza a perder la moral o fuerza de ánimo. El paso siguiente se caracteriza por la aparición de la inseguridad de ánimo. Comienza así a manifestarse la psicosis de inseguridad pública y división de opiniones sobre la forma de reaccionar. Unos tal vez piensan que hay organizarse para defenderse y otros que es mejor negociar con los terroristas. La psicosis de inseguridad termina convirtiéndose en una psicosis de miedo que da lugar a la disminución de la vida pública y social. La etapa siguiente se caracteriza por la paralización completa de la vida social. El pánico cunde por doquier y nadie se atreve ya a nada. Este es el momento propicio para que los terroristas impongan su voluntad. En la etapa final los terroristas mitigan algo la violencia y disminuye el terror con el fin de que el sujeto terrorista refuerce la posición ganada y el objeto del terror se estabilice y acepte la nueva situación que le ha sido impuesta. El citado documento habla también de métodos psicológicos y de acción directa. Entre los primeros cabe destacar las diversas formas de intimidación que suelen utilizarse, de acuerdo con las circunstancias y posibilidades de mayor rendimiento. Por ejemplo, publicando las listas de los nombres de los sentenciados a muerte, ejecutando a los sentenciados, tomando rehenes, que suelen ser personas inocentes; las represalias maltratando o torturando públicamente a los rehenes. Los métodos de acción directa son todos aquellos que tienen por objeto inmediato inutilizar rápidamente la voluntad del objeto del terror creando un clima de psicosis denominado “terror blanco”.
El terror crónico se refiere a la situación de pánico creada por la repetición sistemática y programada de actos terroristas. Cuando el miedo se hace crónico, se corre el riesgo de que provoque el sentimiento de odio y el deseo de desquite por parte de la gente. Los terroristas tendrán en cuenta en cada caso concreto si les conviene o no llegar hasta ese extremo, ya que podría salirles el tiro por la culata. El terror ilustrado es llamado así por su carácter más sofisticado que el general. El sujeto agente del terror ilustrado permanece siempre oculto y actúa en nombre de su oponente como si tratara de interpretar sus verdaderos intereses. Practica el camuflaje de tal manera que a veces ni siquiera los historiadores logran descubrir al sujeto responsable principal de los actos terroristas perpetrados. El terrorista ilustrado tiene dos caras, una para la opinión pública y otra para llevar a cabo sus actos de terror. Frente a la opinión pública exhibe su presunta imagen creadora y frente a sus presuntos enemigos su capacidad de destrucción. El sujeto del terror ilustrado y su oponente conviven en ambientes naturales de algún grupo de gente y se dispensa una importancia capital al conocimiento de la psicología humana en general y de los diversos grupos sociales en particular. El terrorismo ilustrado practica el método de la infiltración llenando las filas de sus oponentes con sus hombres más cualificados. Los infiltrados terminan siendo asimilados por el oponente, lo que facilita la creación de focos de conflicto permanentes.
El sujeto del terror ilustrado no se da jamás a conocer y sabe guardar sagazmente las apariencias. Suele ser un grupo muy reducido de personas que no dan cuenta a nadie de sus planes. Otra nota muy importante a destacar del terrorismo ilustrado consiste en atribuir toda la responsabilidad de sus actos terroristas a los oponentes. Tratan de convencer al público de que tales actos son inevitables como mal menor mientras existan las personas catalogadas por ellos como opositores y enemigos del pueblo. Por su parte, los ejecutores del terror ilustrado son de diversas categorías. Los hay dedicados plenamente a la causa terrorista, los cuales reciben toda la confianza del sujeto del terror y constituyen el núcleo o pieza fundamental en la ejecución de los planes terroristas. Están después los diversos tipos de colaboradores, algunos de los cuales prestan sus servicios en misiones terroristas especiales. Otros colaboran erróneamente convencidos de que están trabajando para la causa del objeto del terror y no del sujeto. Hay también colaboradores accidentales cuya ayuda suele estar comprada.
El objeto del terror general es la masa. El del terror ilustrado, en cambio, está constituido por los llamados oponentes activos. Otro aspecto interesante del terrorismo ilustrado es lo que denominan “masa resonante”. Significa el medio ambiente natural en el que se encuentra el objeto del terror. Lo ilustrado de los terroristas consiste en lograr que la masa resonante adopte una actitud hostil hacia el objeto del terror, lo cual se consigue instigando e incitando a la gente para que tome posturas y reacciones predeterminadas ante los agentes del terror. Los terroristas ilustrados practican con maestría el método de la infiltración para conseguir las oportunas informaciones; el método de la libre elección, que consiste en obtener informaciones de personas que voluntariamente se prestan a ello por sentimientos de solidaridad con tal o cual grupo; la amenaza personal, que suele surtir buenos resultados prácticos para informaciones útiles. A todo lo cual hay que añadir la aplicación del principio del desquite. La experiencia enseña que los funcionarios implicados en algún negocio sucio suelen estar dispuestos a facilitar informaciones solicitadas por la policía y esta misma táctica es utilizada por los terroristas para obtener informaciones útiles de ciertas personas implicadas en asuntos sospechosos. Para ello son capaces de inventar crímenes para atribuírselos a alguien y explotarlo en provecho de la causa terrorista. Los ejecutores del terrorismo ilustrado cumplen las órdenes de matar de tal manera que la gente termina aceptando que la culpa de esas muertes la tiene el oponente y que la única fuente de justicia proviene del sujeto del terror.
Entre los efectos perseguidos por la acción indirecta del terrorismo ilustrado cabe destacar los siguientes: convencer a la gente de que la mera aparición del oponente será indefectiblemente causa de desgracias personales y familiares; convencer de que en determinadas circunstancias el contacto con el oponente puede perjudicar a los familiares y amigos; convencer a la gente de que los contactos con el oponente son siempre fuente de males a largo plazo; imponer la convicción de que la única protección contra las desgracias causadas por el objeto del terror es la oferta ofrecida por el sujeto agente del terror. Desde la clandestinidad, jamás revelada, el sujeto del terror ilustrado lanza a sus ejecutivos sobre la masa resonante, la cual termina vibrando al ritmo del pánico y de una espantosa campaña publicitaria a través de la prensa, radio, televisión e internet. Otra característica del terrorismo contemporáneo es la utilización de rehenes. Con ellos en su poder, explotan el fenómeno psicológico de la transferencia de culpabilidad a las víctimas secuestradas, al Gobierno correspondiente del país concernido y a los medios de comunicación social. Los medios informativos se encuentran a veces entre la espada y la pared, haciendo eventualmente de intermediarios entre las familias de los secuestrados y los secuestradores. En el caso de su eventual negativa a colaborar, los propios medios informativos pueden ser objeto de amenazas por parte de los terroristas, los cuales necesitan de la propaganda y difusión de sus ideas políticas mediante la publicación de documentos y consignas.
El documento nefasto al que termino de referirme fue escrito en clave marxista y llevado a la práctica escrupulosamente por los terroristas políticos de inspiración marxista. Pero el terrorismo, lo mismo el político sectario como el absolutista o de Estado, ha existido siempre y no me interesa recordar aquí su triste historia. El terrorismo lo han practicado y siguen practicando, en mayor o menor grado y de formas más o menos directas, todos los regímenes políticos totalitarios y, paradójicamente, también muchos de ellos considerados democráticos. En el siglo XX se destacaron de forma eminente el terrorismo nazi, marxista y nacionalista. En la antigüedad las prácticas terroristas estuvieron siempre vinculadas a las persecuciones políticas y religiosas y, por extraño que pueda parecer, estas últimas siguen en vigor en el siglo XXI sin que se prevea un final próximo de las mismas. Entre otros factores de justicia social, que favorecen las actividades terroristas en nuestro tiempo, cabe destacar la presencia pujante del fundamentalismo islámico y la manipulación política de los sentimientos nacionalistas en algunos países de la vieja Europa así como la instrumentalización política de la memoria histórica. Dicho lo cual, me parece oportuno añadir lo siguiente.
Dado que el terrorismo supone un lavado cerebral de las personas que militan en ese tipo de violencia extrema, resulta prácticamente grotesco ponerse a dialogar o negociar con ellas para que cambien de conducta. La mente y los sentimientos de estas personas están psicológicamente programados para matar y sólo el miedo o la desprogramación educativa de los mismos pueden evitar que repitan sus acciones criminales. Los pocos casos de antiguos terroristas verdaderamente “convertidos”, entre los cuales yo he conocido personalmente a uno famoso, confirman esto que termino de decir. Me parece razonable que un Gobierno trate de conocer quiénes son estas personas mediante encuentros exploratorios con sus cabecillas a sabiendas de todos los ciudadanos y sin ningún tipo de secretismo. Pero, conociendo la estructura psicológica de los profesionales de la violencia terrorista, resulta ridículo y grotesco que un Gobierno legítimamente constituido se siente a negociar con los terroristas para que renuncien a la violencia.
No se puede jugar la partida de la paz social con las cartas del terror sobre la mesa y las de la razón. La experiencia así lo demuestra y no puede ser de otra forma. Pretender negociar con los terroristas en secreto para que renuncien a la violencia es como discutir con una delegación de borrachos para que dejen de ingerir alcohol. Se comprende que los gobernantes que se prestan a ese diálogo negociador con los profesionales del terror sean tenidos por sospechosos, o ingenuos en el mejor de los casos. Pero tampoco hay que excluir que algunos simpaticen con la violencia terrorista como estrategia política para mantenerse en el poder. La política antiterrorista de la administración socialista en España, por ejemplo, ha sido un botón de muestra elocuente de colaboracionismo paradójico y absurdo hasta el extremo de llegar a conjugar la política antiterrorista con el terrorismo de Estado.

II. SINDICATOS Y PIQUETES DE HUELGA
Por lo que se refiere a las huelgas, piquetes y existencia de los sindicatos laborales pienso lo siguiente. El derecho a la huelga laboral civilizada me parece que debe ser respetado por las autoridades públicas sin reticencias ni cortapisas. Pero igualmente las autoridades públicas tienen la obligación de controlar las huelgas para que estas no degeneren en violencia y terror como ocurre cuando se ponen en acción los sarcásticos “piquetes informativos” que atacan a los trabajadores que desean libremente trabajar. Cada vez estoy más convencido de que los sindicatos laborales actuales de inspiración marxista no tienen razón ninguna de existir como instituciones públicas presuntamente comprometidas con los derechos legítimos de los trabajadores. De hecho no son otra cosa que ejecutivos violentos del comunismo, del socialismo y de todos los sistemas políticos dictatoriales. Los sindicatos laborales en vigor en España en el año 2010 eran entidades públicas parasitarias llamadas a desaparecer por las siguientes razones. Estas instituciones no representan ni defienden los verdaderos derechos de los trabajadores sino que son el brazo político del comunismo decimonónico y del socialismo rencoroso. El recurso a los “piquetes de huelga”, además, es la prueba más notoria de su carácter violento y de su falta de respeto a la libertad de los trabajadores que no están de acuerdo con ir a la huelga laboral. Pienso que los sindicatos, como las instituciones de la justicia, deben actuar de forma independiente, responsable y libre recurriendo a los derechos legítimos de los trabajadores y no a la violencia y el terror de los “piquetes de huelga”, los cual deberían ser tipificados como delitos graves contra la libertad y la vida humana y no como presuntos derechos de nadie. Las actividades de los “piquetes de huelga” son objetivamente análogas a las de los terroristas y como tales deberían ser penalmente tratadas. Sólo cuando estas actividades sean legalmente condenadas el derecho a la huelga dejará de ser un sarcasmo. Los “piquetes de huelga” son estructuras violentas incompatibles con la paz. Pero esto no es todo. Cuando han caído muros de la vergüenza, como el de Berlín, así como muchas barreras geográficas y culturales, que otrora eran causa de incomunicación, incomprensión humana y desestabilización social, todavía hay personas e instituciones públicas que instrumentalizan políticamente el pluralismo lingüístico creando problemas donde no los hay e impidiendo la comprensión e inteligencia entre las personas y los pueblos. Ahora bien, nada que impida la comprensión humana entre las personas y los pueblos ayuda a crear el ambiente de paz y tranquilidad que todos necesitamos para ser felices en este mundo. El asunto es grave y merece que le dediquemos alguna atención.